viernes, 29 de julio de 2016

Me cago 1

No sé si era por haber comido tanta grasa el día anterior o por el montón de ansiedad que venía acumulando pero cosa rarísima, me desperté tipo nueve con unas abominables ganas de cagar. Lo que tocaba puerta no era un choricito de mierda sino un torrente líquido.
Pero no podía bajar y meterme en el baño porque habían llegado visitas. Y también estaba la parentela de la familia de mi hermano. Entre sueños no sabía bien qué era la cagada si una ilusión o una realidad pero iba soñando.
Soñaba que estaba en uno de esos grandes casamientos de gente rica, como los que salen en la revista Caras, y me venían unas insoportables ganas de cagar y entonces corría y me metía en un baño que era todo vidriado, todo hecho al buen gusto de esa gente, muy delicado, muy antiguo. Con unos vidrios que no dejaban ver el interior. Desde el exterior solamente podría verse mi forma. Me sentaba en el inodoro y cuando estaba por dejar caer el contenido de mi ser, entraba en la habitación un hombre mayor y se metía en la ducha. No mediaba cortina ni nada entre él y yo.
Me inhibía por completo.
Le decía: ¿A usted le gustaría que yo le hiciera lo mismo?
Me levantaba sin poder relajar la tripa y salía.
Me desperté.
Pensándolo bien, aquel viejo desubicado me había salvado de cagarme encima dormido.
Después me volví a dormir y soñé con que mi cuñada se peleaba con mi hermano y venía a dormir a mi pieza. Y entonces yo me tiraba un pedo ácido tremendo y ella se reía y se ponía bien de humor y se reconciliaba con mi hermano. Mi pedo había sido motivo de conciliación.
También soñé con un médico diciéndome que si no hacía caca (era un pediatra) la popona podía subirme a la cabeza y provocarme una enfermedad como por ejemplo Meningitis. Entonces se me ocurría que esa mierda que tenía que largar era más psicológica que otra cosa y me quedaba un poco más tranquilo.
Cuando yo era chico vivía constipado. Después un día dejé de estarlo y me volví un caguetas. Podía firmar cagarés a todo el mundo.
Hola, señor, le firmo un cagaré.
Señor de la tienda de electrodomésticos, me llevo todo para equipar mi departamento y le firmo un cagaré.
No, señor, cómo lo voy a cagar, si yo en el cagaré le pongo que usted cobra el 20, es porque usted lo cobra el mismo veinte.
Bajé nomás, tenía que vaciar la tripa y que escucharan lo que escucharan, me puse auriculares con música. Y bueno, como los bebés cuando se tapan los ojos y creen que no los ves, yo no escuchaba el pedorreo, el mundo tampoco.

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